la vida, nuestra maestra

El mar representa con su incesante movimiento, los ciclos de la vida, también de las experiencias. Todo va y vuelve a repetirse en diferentes grados de dificultad porque allí está la enseñanza. En la manera que miramos esas situaciones, si lo hacemos con la mirada de víctima creyendo que todo nos ocurre para sufrir o si logramos observando desde otro ángulo, desde otra distancia .Por ejemplo desde arriba, desde cada vez más alto, como el vuelo del águila comprendiendo qué nos quiere mostrar. Por eso en cada avance y retroceso, el mar deja una impronta diferente en la playa, dibuja en la arena como la vida graba en nuestras células del corazón cada instante, y así nos lleva cada vez más cerca de nuestra verdadera esencia divina. Cuando nos sentimos diferente a ayer, a hace un minuto estamos transformándonos. Venimos a comprender nuestra individualidad espiritual en esta escuela, el mundo material Aunque densa, Gaia, en continuo movimiento. Acompañar estos ciclos con paz y armonía centrándonos en lo esencial, el Ser Puro que somos.